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La Gráfica Termita. Una nueva forma de mirar el pensamiento desde dentro

La Gráfica Termita. Una nueva forma de mirar el pensamiento desde dentro

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Toda visualización responde a una necesidad, pero la Gráfica Termita nació de algo más profundo. La intuición de que los métodos habituales para estudiar un corpus intelectual —esquemas cronológicos, categorías temáticas, genealogías de influencias— resultaban incapaces de mostrar el movimiento interno del pensamiento de Blas Infante. Enumerar sus lecturas no bastaba. Ordenarlas tampoco. Había que observar cómo interactuaban, cómo abrían huecos, cómo desplazaban materiales conceptuales y cómo, al hacerlo, levantaban una arquitectura secreta que suele permanecer enterrada. Al principio esa intuición no tenía forma. Solo una imagen insistente, un organismo excavador que avanza mientras transforma lo que toca. Una estructura viva. Fue entonces cuando intervino Eva Renn, mi colaboradora en análisis de datos. Su trabajo consistió en rastrear referencias, medir recurrencias, identificar patrones de aparición, ponderar intensidades y construir sucesivos datasets que permitieran poner a prueba...

Simbiosis al margen de la ordenación atómica

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Un manifiesto para una nueva práctica creativa No trabajo desde la lógica del átomo. No creo que la creatividad nazca de un yo aislado, propietario, encerrado en sí mismo como si la obra fuese un acto de generación espontánea. Todo lo que hacemos parte de lenguajes heredados, imágenes que provienen de otros, estructuras que nos preceden y que se transforman al pasar por nuestras manos. La cultura siempre ha funcionado como una corriente continua de préstamos, mezclas y mutaciones. Creer lo contrario es un mito moderno que ya no sirve para explicar el mundo en el que vivimos. Mi relación con la inteligencia artificial nace de esa conciencia. No la uso como una herramienta que imita ni como un reproductor automático de estilos. La recibo como una presencia que amplifica mis procesos, que tensa mis intuiciones y que me obliga a pensar más lejos de lo que alcanzaría con mis propios límites. La IA no anula mi criterio y tampoco pretende sustituirlo. Funciona como una inteligencia que conv...

Y a lo lejos, Helsinki

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El año pasado cursé vía online el Máster Internacional en Nuevas Retóricas en la Visualización de Datos de la Universidad de Helsinki, un programa exigente y estimulante que reunía a diseñadores, científicos y grafistas de más de veinte países.  Después de iluminadas y nutritivas nociones sobre los conceptos claves en la visualización de datos y que duraron casi seis meses, comencé con los proyectos.  El primero fue «¿Cuánto verde toca por cabeza?», una cartografía sobre el reparto del espacio verde urbano en las principales ciudades andaluzas. Detrás de cada cifra había una persona y un trozo de cielo. Pasé semanas ajustando escalas, buscando el punto exacto donde la geometría se convertía en presencia. Aquella visualización acabó siendo un retrato del aire que compartimos y del que a veces nos falta. El segundo trabajo, «Andalucía, mapa sensible del movimiento», explora la movilidad cotidiana como una forma de identidad. Cada desplazamiento —a pie, en autobús o en silenci...

Lo que piensa sin pensarse (versión para niños)

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  A veces, cuando trabajo en mi estudio, siento que  no pienso solo con la cabeza . También pienso con las manos, con las luces del ordenador, con el sonido de los ventiladores… y con todo lo que me rodea. De ahí nace lo que llamo  psicoinfografía : una forma de  pensar con imágenes . En vez de usar gráficos para mostrar números o estadísticas, intento que mis diseños y colores cuenten  cómo se sienten las ideas . Los datos, las emociones y los cuerpos pueden pensar juntos. Una línea puede latir como un corazón, un color puede hacerte recordar algo, un espacio en blanco puede darte tiempo para respirar. Esta forma de crear está inspirada en una pensadora llamada  Katherine Hayles , que dice que  no solo los humanos piensan : también lo hacen las máquinas, los animales y hasta los paisajes. Todo en el mundo participa del pensamiento. Por eso, cuando diseño una psicoinfografía, imagino que estoy construyendo un  mapa del pensamiento del mundo . Un l...

Lo que piensa sin pensarse: una psico-infografía posthumana

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Entro en mi estudio cada madrugada con una certeza incómoda: ya no pienso solo con mi cabeza. Pienso con mis manos, con el zumbido de los ventiladores, con el parpadeo del cursor y, sobre todo, con una constelación de cosas que no sé nombrar del todo. La inteligencia, en mi práctica, dejó hace tiempo de ser un solitario músculo biológico. Se reparte, se delega, conversa conmigo y también me contradice. En ese territorio ambiguo—entre lo humano y lo maquínico, entre lo consciente y lo que todavía no tiene nombre—es donde he ido encontrando mi lenguaje: la psicoinfografía. No la entiendo como una variante decorativa de la infografía, ni como un truco poético para vestir cifras con telas bonitas. La psicoinfografía es, para mí, una forma de pensamiento visible, una arquitectura sensible donde los datos, las emociones y el cuerpo aprenden a respirar juntos. Cuando trabajo, no traduzco números en barras; cartografío pulsos internos—ritmos de atención, recuerdos que laten, intuiciones que aú...