No molestar a las piedras
De eso se trataba, de no molestar a la piedra milenaria que reina en el complejo monumental del Alcázar de Jerez. Dirigir y diseñar todo el plan de interpretación de este tesoro histórico fue disfrutar de una autentica exquisitez creativa como de lidiar con una intervención complicada y difícil.
Más que un plan de señalización interpretativa, construí una gramática para el dialogo entre la piedra y los soportes informativos, probé diferentes texturas para los fondos de los paneles hasta encontrar la más adecuada a las diferentes superficies de las paredes del Alcázar, para posteriormente trazar un sistema reticular que controlara y armonizara todos los elementos comunicativos, esta ordenación bidimensional jugaba con la rica tradición de los ornamentos árabes.
Limité el uso de la fotografía a algunas señales complementarias donde era necesario hacer referencia a los elementos constructivos preexistentes y opté por la creación del uso de las ilustraciones de acuarelas para representar las diferentes estancias, dotando a la señal de un psicogrqafismo elegante y coqueto, alejado de las propuestas postmodernistas a medio camino entre el minimalismo y la nada.









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