Huerta Grande, sentir el viaje

Pessoa escribió una vez que «la mejor manera de viajar era sentir», y ese es el punto de partida del ideario argumental que estamos desarrollando en Huerta Grande. Tal vez sea este el proyecto donde la libertad creativa y su materialización didáctica se manifiestan con mayor fidelidad, gracias a la inteligente coordinación de los responsables institucionales, que han sabido favorecer un diálogo constante entre profesionales y empresas.

De ese espíritu de cooperación están surgiendo propuestas verdaderamente novedosas en todas las áreas vinculadas a la museografía, especialmente en lo que respecta a la interacción entre espacio y contenido. Modulación, poética espacial, una narrativa didáctica que huye del manido efecto de cool text o de «libro pegado en la pared»; citas a novelas y películas emblemáticas; salas como la Biodisea —cuyo secreto no pienso revelar—; el recurso estilístico del Bloc de notas del explorador John Ulises Renpero; las fotografías acuareladas; la gigantesca maqueta del Estrecho de Gibraltar reinterpretada en clave gaudiniana, o las dramatizaciones cinematográficas del vídeo documental: todos estos elementos convertirán este Centro de Visitantes en un verdadero referente, en un paradigma de cómo unir conocimiento, emoción y experiencia estética.

La expografía se planteó, además, con un claro objetivo de comunicación: poner en relación el área geográfica de El Pelayo, en Algeciras, un enclave situado entre los parques naturales del Estrecho y de Los Alcornocales. El guion expositivo propone un recorrido en el que personajes y paisajes se entrelazan para narrar la riqueza de su biodiversidad y de su historia. Un territorio marcado por el paso de civilizaciones a lo largo de los siglos y por los flujos migratorios que aún hoy lo convierten en un lugar único: aves y especies marinas que cruzan el estrecho en sus viajes estacionales, pero también pueblos que dejaron aquí su huella cultural. Esa unión entre naturaleza e historia, entre lo humano y lo natural, constituye la columna vertebral de un discurso expográfico que convierte a Huerta Grande en un espacio de memoria viva y de interpretación compartida.



























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